El ómnibus, un invento argentino, es uno de los transportes más utilizados por la gente. El ‘taxi-colectivo’ fue el primer espécimen de lo que luego se consagraría como el colectivo o micro de corta, media y larga distancia.
Hoy se celebra en la Argentina el Día Internacional del Transporte Automotor de Pasajeros.
No se sabe con precisión cuánta gente por semana se moviliza en este medio de transporte, pero con el nacimiento de nuevos barrios, la expansión de la ciudad y el encarecimiento de la tarifa de remises y taxis cada vez más gente optar por el colectivo.
No se sabe con precisión cuánta gente por semana se moviliza en este medio de transporte, pero con el nacimiento de nuevos barrios, la expansión de la ciudad y el encarecimiento de la tarifa de remises y taxis cada vez más gente optar por el colectivo.
El transporte automotor público fue un invento argentino, según asevera una conocida leyenda que ahora recibe un nuevo respaldo, a partir de una investigación que indaga la creación de ese servicio clave en el día a día de las grandes ciudades argentinas.
El estudio narra y releva los pormenores del denominado ‘taxi-colectivo’, el primer espécimen de lo que luego se consagraría como el colectivo o micro de corta, media y larga distancia.
El colectivo tiene su origen con Angel Di Cesare, un italiano que llegó a la Argentina ‘para hacerse la América‘ y terminó transformándose en ‘el inventor del colectivo’.
El colectivo tiene su origen con Angel Di Cesare, un italiano que llegó a la Argentina ‘para hacerse la América‘ y terminó transformándose en ‘el inventor del colectivo’.
En 1924, Di Cesare junto con otros tres colegas españoles, decidieron largarse a la aventura y comenzar a prestar un servicio extendiendo sus vehículos, modelos Oldsmobile, Pontiac o Chrysler, donde caben tres hileras de asientos.
Para ello, encomendaron a un carrocero el desafío de cortar el chasis y agrandar la unidad por partes hasta habilitarla para once asientos.
Para ello, encomendaron a un carrocero el desafío de cortar el chasis y agrandar la unidad por partes hasta habilitarla para once asientos.
Luego, trasladaron el chasis ampliado a un camión, logrando una veintena de butacas.
El 24 de setiembre de 1924 salieron a la calle los primeros cuatro taxi-colectivos, entre ellos el de don Angel, iniciando su recorrido en Rivadavia 8.700, esquina Lacarra, para arribar a Plaza de Mayo, pasando por Flores, en la Capital Federal, y cobrando sólo 10 centavos por cada pasajero, cuando el boleto del tranvía costaba lo que hoy sería un peso.
El 24 de setiembre de 1924 salieron a la calle los primeros cuatro taxi-colectivos, entre ellos el de don Angel, iniciando su recorrido en Rivadavia 8.700, esquina Lacarra, para arribar a Plaza de Mayo, pasando por Flores, en la Capital Federal, y cobrando sólo 10 centavos por cada pasajero, cuando el boleto del tranvía costaba lo que hoy sería un peso.
A los tres días de esta aventura, en la ciudad ya circulaban muchos vehículos similares, y a los diez días ya había una docena de líneas de taxi-colectivos.
Tiempo después, el taxi colectivo se propagó a las naciones limítrofes y más tarde a Europa.
Rápidamente cobró vida el servicio de colectivos y se propagó por todo el país, incluso donde todavía no había rutas ni calles.
Tiempo después, el taxi colectivo se propagó a las naciones limítrofes y más tarde a Europa.
Rápidamente cobró vida el servicio de colectivos y se propagó por todo el país, incluso donde todavía no había rutas ni calles.
De este modo, el transporte de pasajeros comenzó a unir, a principios del siglo XX, ciudades como Pergamino, San Nicolás, Junín, Chacabuco, Chivilcoy y Ramallo, pero también cambió todo el sistema de transporte en el país, ya que significó un servicio más rápido y más efectivo porque no estaba sujeto a los rieles y el recorrido se adaptaba a las necesidades del público.
Pero, fundamentalmente, transformó el trabajo en las zonas rurales, ya que facilitó a los chacareros transportar el trigo, levantarlos del olvido, y comunicarlos con otros pueblos.
Así ingresó a la historia un nuevo vehículo de transporte de pasajeros donde el dueño era el chofer, quien cortaba los boletos.
Avances
Desde su nacimiento, el colectivo afrontó inconvenientes de todo tipo: ofensivas de los tranvías que lo acusaban de competencia desleal, impuestos especiales y hasta expropiaciones. Pero no se puede negar que el invento ganó la batalla y se popularizó ya que lentamente llegó a Uruguay, Paraguay, Brasil y a otras ciudades del mundo.
Así ingresó a la historia un nuevo vehículo de transporte de pasajeros donde el dueño era el chofer, quien cortaba los boletos.
Avances
Desde su nacimiento, el colectivo afrontó inconvenientes de todo tipo: ofensivas de los tranvías que lo acusaban de competencia desleal, impuestos especiales y hasta expropiaciones. Pero no se puede negar que el invento ganó la batalla y se popularizó ya que lentamente llegó a Uruguay, Paraguay, Brasil y a otras ciudades del mundo.
Con el tiempo, el vehículo creció. Fue pintado con alegres colores, inscribió en sus costados el nombre de su empresa fileteado, de cobrarse el boleto al descender se pasó a pagar al comienzo del recorrido y hoy, con unidades cada vez más modernas, con “maquinitas” que sólo aceptan monedas, el colectivo sigue andando por nuestras calles...
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