El 30 de octubre de 1983 fue un día histórico para nuestro
país. Ese día volvieron a ser las urnas, como medio canalizador de la voluntad
popular, las encargadas de elegir a nuestros gobernantes. Hoy es un día para
respetar y reivindicar al voto como
único camino y consolidar día a día esta democracia que supimos
conseguir.
Hubieron de transcurrir largos y oscuros años en los que se
nos impidió elegir libremente a nuestros representantes. La democracia llegó
para quedarse definitivamente –a Dios gracias– y hoy podemos afirmar que a
nadie se le ocurre cambiar por otro sistema de gobierno.
El retorno a la democracia significó, no solo el
renacer del sufragio, sino que además la
defensa irrestricta de las garantías individuales y derechos humanos.
Raúl Alfonsín dejó su huella en millones de argentinos, seguidores
de él o no, porque con sus prédicas y conducta, erradicó para siempre el fantasma
de gobiernos totalitarios.
En 1983, el General Reynaldo Bignone, último Presidente de
facto, fue el encargado de entregarle la banda presidencial al candidato de la
Unión Cívica Radical: el Dr. Raúl Ricardo Alfonsín. Al finalizar el acto de
traspaso, Alfonsín se asomó al balcón para saludar a la multitud que desbordaba
la Plaza de Mayo: "El pueblo, unido, jamás será vencido", dijo en su
discurso, y la gente coreó ese estribillo.
Aquel 30 de octubre, Alfonsín se convirtió en el primer
candidato radical que pudo vencer al peronismo, y lo hizo por un amplio margen:
obtuvo el 51,74 % de los votos (un total de 7.725.173 votos) contra el 40,15 %
del Partido Justicialista.
Si bien su presidencia estuvo plagada de problemas, como la
inflación, la alta deuda nacional, Alfonsín permitió que la democracia se
consolide en la Argentina.
Democracia no solo es votar, es mucho más que eso.-Debe
significar para todos los argentinos la posibilidad de ser felices, participar
del bien común de una Nación y aprender a respetar la vos de las mayorías.
Por eso, para toda una Generación que nacimos, vivimos y
esperamos morir en Democracia, lo más importante es seguir defendiendo nuestro
derecho a participar y elegir. Si no te gusta Cristina o Macri en las próximas
elecciones no los votas, que si no les gustan a la mayoría se van a tener que
ir.
Pero hay que cuidar este logro fruto de la lucha de miles de militantes,
gremialistas y personas que dieron su sangre y en algunos casos sus vidas para que hoy se pueda elegir.
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